El confinamiento en casa para contener la epidemia del coronavirus (COVID-19) supone afrontar una situación inédita para todo el mundo, pero especialmente delicada para algunos colectivos, como los menores. Estamos viviendo una crisis sanitaria que nos ha pillado por sorpresa. Pero, ¿estamos preparados psicológicamente para esta situación? ¿Cómo podemos superarlo?
Entrevistamos a Pascual Benet, psicólogo, docente, formador, conferenciante y coach con dilatada experiencia. Colabora como profesor en el Master de Inteligencia Emocional y Coaching y en la Cátedra de Mediación Policial de la Universitat Jaume I (UJI) de Castelló, entre otros; y es autor del libro Ciento siete maneras de despertar. Su principal objetivo es transmitir la importancia, del bienestar integral, del trabajo inteligente y la felicidad como factores clave para la vida. Hablamos con Benet para que nos dé algunas recomendaciones para tener una mente sana y firme durante el confinamiento.
>¿Cómo crees que nos va a afectar el hecho de no poder salir a la calle durante tantos días?
Permitidme que conteste a esta pregunta como inició una vez un discurso el escritor David Foster Vallace: “Érase dos peces jóvenes que nadaban juntos cuando, de repente, se toparon con un pez viejo que los saludó y les dijo: “Buenos días muchachos, ¿cómo está el agua?”. Los dos peces jóvenes siguieron nadando un trecho, hasta que uno de ellos miró al otro y le preguntó: “¿Qué demonios es el agua?”. Pienso que este periodo de cuarentena nos ayudará a dar valor al agua; que en sentido metafórico no es otra cosa que las pequeñas cosas que, cuando no las tenemos, nos damos cuenta de los importantes que son. Como dice Viktor Frankl, psiquiatra y escritor que fue internado durante la segunda guerra mundial en el campo de concentración alemán Auschwitz: si una persona no puede encontrar un sentido a su sufrimiento tenderá a la desesperanza, pero si es capaz de encontrar un sentido a su adversidad, puede convertir sus tragedias en un logro, en una forma de superación. La desesperanza es igual a sufrimiento sin propósito. En casos de violencia y abusos del tipo que sea dentro del hogar y en personas con una débil o complicada salud física o mental, obviamente, el confinamiento será mas duro; en este caso necesitarán de todo el apoyo familiar, social y gubernamental en función de cada caso para sobrellevarlo.
“Uno de los pensamientos que más nos puede desestabilizar es la incertidumbre de lo que va a pasar a corto, medio y largo plazo. Es aconsejable que pongamos el foco en lo que realmente depende de nosotros e imaginemos escenarios donde esta situación que estamos viviendo termina”
>En un post tuyo explicas cómo podemos cambiar una emoción, que no es otra cosa que una reacción neurofisiológica frente a un estímulo. ¿Cómo podemos hacerlo?
Lo que digo exactamente es que para cambiar un comportamiento, lo primero que tenemos que hacer es cambiar la emoción que sostiene ese comportamiento. Si nos proponemos cambiar simplemente como propósito de buena intención, no lo haremos; y para muestra los propósitos que hacemos a final de cada año, que duran dos semanas, en el mejor de los casos. ¿Cómo conseguimos cambiar una emoción que sostiene un comportamiento? Sabiendo que tenemos que cambiarla porque es una cuestión de vida o muerte; porque si no lo hacemos ocurrirá algo peor; o porque si lo hacemos obtendremos un beneficio. Y todo este cambio lo sustenta un cambio de pensamiento, el cual se inicia mediante auto reflexiones internas y en ocasiones con ayuda de profesionales del área de la salud. Por eso dar consejos a otros para que cambien, bajo mi punto de vista, salvo que seas una referencia para el otro y el otro este en un momento personal de cambio, tienen poca utilidad.
“El cambio de emoción lo conseguiremos a base de desmontar las creencias limitantes que lo mantienen, tomando consciencia de las evidencias positivas del cambio, con mucha voluntad y sintiendo el refuerzo positivo de dicho cambio”
>¿Qué síntomas podrían evidenciar que el confinamiento nos está afectando psicológicamente?
Los síntomas del confinamiento dependen de la personalidad de cada uno, pero podemos enumerarlos: tristeza, estrés, enfado, irritabilidad, aburrimiento, frustración, cansancio… En caso de sentirnos así, lo que tenemos que hacer , es identificarlos y comunicarlos, pero de manera que no agraven la situación con las personas que convinimos. Para neutralizar dichas emociones tenemos que apoyarnos en cosas que nos hagan sentir bien y, como seres sociales que somos, el comunicarnos con personas por medio de las nuevas tecnologías puede aliviar esas emociones desagradables, intentando finalizar las conversaciones con un tono optimista y positivo. No tenemos que preocuparnos si algún familiar necesita tener sus momentos de silencio y no decir nada, el silencio es muy útil para reflexionar y no es sinónimo de estar mal, siempre y cuando esa conducta sea una conducta habitual en mayor o menor media en él o ella.
>¿Qué deberíamos hacer si nos sintiésemos así?
Para que no nos afecte negativamente el confinamiento dependerá de: nuestras estrategias de afrontamiento, la imaginación en positivo, la paciencia con respecto al otro y de hacernos responsables de qué cosas tenemos que mejorar para que la convivencia sea sostenible; de qué hábitos voy a tener que reorientar para adaptarme a esta situación, cómo de activo voy a ser con las muestras de solidaridad desde nuestra aportación personal quedándonos en casa, lo flexible que voy a ser con mis rutinas y de ser conscientes de qué hay momentos que estaré mejor y otros momentos peor.
>Niños y niñas ven cómo el día a día se ha transformado, quizá sin comprender bien lo que está sucediendo. ¿Cómo deben manejar la situación padres y madres? ¿Cambian las normas, cómo organizar el tiempo, qué información darles…?
La particularidad de los niños y niñas, en función de la edad, es que no comprenden con la misma precisión que los padres lo que ha ocurrido, por ello tenemos que explicarlo con un lenguaje apropiado para ellos: cuentos, juegos… Hay que comentarles las cosas con la mayor naturalidad posible en función de su grado de comprensión, porque si no les informamos completarán la información con su imaginación. Los y las más pequeñas van a imitar nuestros comportamientos: si nos ven tranquilos, estarán tranquilos; si nos ven nerviosos, estarán nerviosos, etc. Ahora es el mejor momento para predicar con el ejemplo. Si les hacemos participes con ilusión de algunas de nuestras rutinas, lo verán como algo bueno. Al programar rutinas juntos, como cocinar, jugar, estudiar, leer, ordenar… Favorecerá nuestra relación con ellos. Si ven que nosotros no salimos de casa lo aceptaran como algo normal, aunque no les guste, y si se asoman por la ventana y ven que no hay nadie en la calle, lo aceptaran como algo normal, sin olvidarnos de su naturaleza dinámica. Respecto a las normas de convivencia, deben ser las mismas de siempre.
“Es importante escuchar a los niños/as, sobre todo, a los adolescentes. Y aunque opinen de manera diferente a nosotros, no implica que no estén preocupados por lo que ocurre”
>Para todas aquellas personas que durante los próximos días tienen que teletrabajar desde sus casas, ¿qué recomendaciones les darías?
Tendrán que buscar un espacio tranquilo, en función de las posibilidades del hogar en esta situación transitoria. Si no encuentran un espacio oportuno, igual tienen que buscar un horario en el que puedan tener mas tranquilidad. Si hay niños y niñas y lo comprenden, podemos aprovechar las horas de estudio para teletrabajar o las horas en que hagan actividades de manera autónoma y no precisen de nuestra atención. Es importante comunicar a la familia la importancia de teletrabajar y la necesidad de estar en contacto con sus empresas, proveedores, clientes…
>¿Es importante tener una rutina?
A las rutinas tenemos que incorporar un punto de flexibilidad, igual que haríamos si no estuviésemos confinados. Rutina no olvidemos que significa tener una ruta o camino marcado que nos ayuda a conseguir lo que pretendemos.
>¿Cuánto crees que puede aguantar nuestra mente este estado de confinamiento?
Hay personas que, por diversos motivos, normalmente en contra de su voluntad, permanecen recluidos años y años, lo cual puede provocar secuelas psicológicas en mayor o menor medida en función de las estrategias y recursos psicológicos que tengan para superar su día a día. Las características, bajo mi punto de vista, de este confinamiento por el coronavirus, salvo las excepciones que ya he enumerado antes, son características que hacen de este confinamiento un confinamiento en mayor medida soportable. Estamos en nuestro entorno familiar y con nuestras cosas; estamos confinados en un lugar que es como una extensión nuestra, ya que es en la gran mayoría de los casos, un espacio que hemos elegido y preparado para vivir y estamos con las personas con la que convivimos habitualmente, por lo que no tenemos que adaptarnos a ellos ni viceversa. El estar confinado a nivel nacional, e incluso internacional con excepciones en algunos países, es una variable que nos ayuda a aceptar esta situación, pues no nos sentimos solos ni marginados al respecto. El tener motivos e información, que podemos compartir o no, pero bajo el paraguas de prevenir y solucionar cuanto antes de esta situación, también ayuda a llevar mejor este confinamiento.
“Nuestro reto será que, lo que vamos a aprender, lo recordemos toda la vida y que nos sirva para cambiar y sepamos transmitir nuestros errores a las nuevas generaciones para que no se vuelvan a dar”
>Para terminar, ¿qué recomendaciones nos darías para hacer más llevaderos los próximos días?
Las recomendaciones que os daría son las que yo me aplico desde el primer día de confinamiento. De momento me son útiles, bajo el pensamiento de: sacar ventaja de esta situación.
- Me levanto a mi hora habitual, dedico tiempo a planificar mi día como hacia antes de esta crisis, incluyendo aquellas tareas de cuidados y atención a nivel familiar que antes no tenía en mi día a día, dando prioridad a lo que depende de mí. Soy afortunado de tener una ventana abierta al mundo que es internet.
- Me centro en lo que quiero hacer hoy durante todo el día y no en lo que me gustaría hacer si la situación fuese diferente. Anoto, escribo, apunto 7 cosas que puedo hacer hoy y, si cuando voy por la cuarta no se me ocurre ninguna más, sigo pensando.
- Bebo mucha agua, alivia la fatiga pues elimino más toxinas y mejoro mi sistema inmunológico, entre otras cosas. Cuando me canso del agua, bebo tés.
- Me abastezco una vez por semana de mis necesidades primarias con normalidad, siendo mi rutina respecto a las comidas la habitual, tratando de no excederme ya que al estar en casa mi vida es más sedentaria.
- Mantengo comunicaciones vía whatsapp o teléfono con amigos y familiares, aunque sea un momento para saludarles o preguntarles cómo están.
- Me informo de vez en cuando para ver cómo evolucionan los acontecimientos, sin dramatizar, pensando con serenidad cómo me afecta lo que escucho y qué puedo hacer al respecto. Y lo que puedo hacer, lo hago.
- Dedico tiempo a actividades que me relajan y a pensar que estoy aprendiendo de todo esto.
- Me acuesto a la misma hora que lo hacía habitualmente.