Si algo nos ha acompañado durante los días de confinamiento por la COVID-19 ha sido la literatura, tanto a niños y niñas como a adultos. Sumergirnos entre palabras e historias ha sido la mejor forma de salir de casa
i. Además, esta situación también ha hecho que tengamos que repensar y hasta reinventar muchas cosas. Entre ellas, que llegue el Día del Libro y haya que reconvertir el concepto de feria del libro y llevarlo al mundo online. Y así fue,nstituciones y autores/as se aliaron para poder celebrar la fiesta de la literatura desde nuestras casas. Y uno de estos culpables es el escritor castellonense Miguel Alayrach Martínez.
Conocido en el género infantil con 16 libros publicados, Alayrach consigue que sus cuentos conecten con niños y niñas a través de tramas sencillas y clásicas que, además de ser divertidas, consiguen que confluyan ética y estética. Entre sus libros, destacan El pet volador (con el que se hizo con el prestigioso premio Tombatossals de Literatura Infantil), Lledó la bombera y Pau el enfermero, Lledó la policía y Quin el cajero del súper y, el más reciente, publicado este 2020: Qui ha matat el meu peix? Charlamos con Miguel Alayrach para analizar y reflexionar sobre sus cuentos y, de paso, conocer cómo vive el escritor estos días de confinamiento y pasos hacia la nueva normalidad.
>Recientemente, te hemos visto muy activo en las diferentes ferias del libro virtuales, ¿cómo ha sido esta nueva experiencia? ¿Qué tal ha sido el feedback por parte de la gente?
Realmente bien. El sector del libro, al igual que muchos otros, ha tenido que reinventarse durante este confinamiento y las actividades virtuales han sido una gran herramienta para acercar la literatura al público en general. En mi caso particular, los niños están reaccionando fenomenal, participando activamente en videoconferencias en directo o mandándome audios y vídeos para preguntarme curiosidades o para comentarme que les encantan mis cuentos.
“El sector del libro ha tenido que reinventarse durante este confinamiento y las actividades virtuales han sido una gran herramienta para acercar la literatura al público en general”
>¿Qué iniciativas estás llevando a cabo en este tiempo de confinamiento?¿Te inspira para escribir?
Sinceramente, al estar tanto tiempo encerrado, me cuesta bastante escribir, pero como soy un maniático de la corrección estoy revisando varios proyectos que tengo en marcha para pulirlos al máximo y así, en breve, tenerlos disponibles para ser publicados. De todas formas, no he parado, ya que también estoy en contacto con varios ilustradores planificando futuros álbumes infantiles.
>En tu último cuento, Qui ha matat el meu peluix?, apuestas por introducir el género negro-cómico, ¿cómo lo está recibiendo el público infantil?
Genial. Antes de que comenzara la pandemia, allá por el mes de febrero, estuve participando en el Festival Castelló Negre dando charlas y talleres literarios en varios colegios y en la Biblioteca Provincial, y la acogida del cuento fue increíble. Y es que a cualquier niño le encanta meterse en la piel de un detective para intentar resolver un asesinato, aunque sea de un peluche, y seguir las pistas hasta hallar al culpable. Además, es una historia muy simpática que da mucho juego a los peques, ya que al final el lector acaba siendo mejor investigador que la propia protagonista.
>¿De dónde te viene la motivación de escribir para niños y niñas?
Es obvio… desde niño. Recuerdo ser un gran lector de cuentos, pero, sobre todo, me encantaba escuchar historias en aquellos casetes de los años 80. Creo que de alguna manera ahí interioricé la narrativa infantil. De todas formas, pese a que también escribo para adultos, la literatura para niños siempre me ha apasionado, entre muchas razones, porque tiene esa fascinación en la versatilidad del uso metafórico del lenguaje: buscar el término exacto para decir lo que no quieres decir.
>Para ti, ¿cuál es la magia de la lectura? ¿Qué tipo de componentes necesitas?
Yo soy un escritor de narrativa clásica, por lo que en mis cuentos siempre hay una historia, ocurre algo. Respeto mucho cualquier tipo de género, pero lo que pretendo es que, a partir de una aventura, con su correspondiente presentación, nudo y desenlace, emerja la emoción en el lector, no que la emoción sea prioritaria y esté de modo superficial, es decir, por encima de la narración.
> A través del personaje que has creado con Lledó estás haciendo que se visibilicen varias de las profesiones que han estado vinculadas al rol masculino. ¿Cómo crees que puede influir esas historias en los niños y niñas?
El efecto es asombroso. Siempre lo comento, jamás un niño o una niña me ha preguntado por qué la protagonista del cuento es una policía o una bombera, lo asumen de modo natural; en cambio, sí que muchos adultos me lo han planteado. En mi caso, no solo me siento con el deber de escribir historias entretenidas, también han de tener una intención pedagógica que cale lo máximo posible, en esta ocasión, sería poner en valor la igualdad de género.
“Jamás un niño o una niña me ha preguntado por qué la protagonista del cuento es una policía o una bombera, lo asumen de modo natural; en cambio, sí que muchos adultos me lo han planteado”.
> Ya son 16 las publicaciones que llevas como escritor, ¿ Qué te han hecho aprender durante este tiempo? ¿ Alguna es más especial para ti?
Muchas cosas, pero dos fundamentales. Primera, que tienes que escribir lo que a ti te guste, con lo que estés satisfecho, ya que el público infantil es como el adulto (aunque sin dinero, je je), es decir, para gustos los colores, por lo que no existe una receta infalible para crear una historia que se convierta en bestseller. Y segunda, la necesidad de huir de infantilismos, del uso de un lenguaje excesivamente paternalista. Y respecto a si algún cuento es más especial para mí, bueno, son todos mis “hijos” así que les quiero a todos por igual, aunque el primero (“Lledó la bombera y Pau el enfermero”) siempre será el primero…
> Por último, ¿Qué tipo de recomendaciones les darías a todos esos niños y niñas que te leen y están viviendo esta situación de confinamiento?
Que lean, lean y que vuelvan a leer. Justo en el preciso momento en el que abren un libro, dejan de estar “encerrados”, se van a donde ellos se quieran ir… La sensación de libertad que produce una buena historia, una gran aventura, es la más relajante y tranquilizadora en los momentos más duros de confinamiento.