Espai Menut | Artes Visuales engancha con su viaje al corazón del ajedrez

El público ocupa su lugar. Niños y niñas, sobre los cojines. Papás y mamás, en las sillas. Mientras todos miran al escenario y esperan el inicio del espectáculo, al fondo se oye un grito: ¡Al ataque! La leyenda del ajedrez, el último espectáculo de Mima y Maya Jankovic para Artes Visuales, acaba de empezar.

Y con la obra, arranca un viaje que llevará a los espectadores a la India, para descubrir a Sissa, el inventor de este juego de estrategia. Claro que entonces no se llamaba ajedrez si no chaturanga. Y a Persia, donde se inventó la expresión jaque mate. Lola Rosa y Pablo Castell son el rey y la reina de este peculiar ajedrez, que combina referencias históricas con la proyección de los movimientos de cada una de las figuras y con las fotos de algunos de los jugadores más famosos. Y también cosas curiosas. Por ejemplo: ¿sabes cuántos movimientos se pueden hacer? La impronunciable cifra de un 1 seguido de 50 ceros.

Pero esta obra no solo es para ver, aquí también se participa. Y nada mejor que ponerse en la piel de los jugadores. Los niños y niñas que están en el público ahora son los estrategas que deciden dónde mover las fichas. Y después dos niños más. Y al final participan todos, papás y mamás, y niños y niñas son peones, torres, alfiles, rey, reinas y caballos. Y empieza la partida.

Nuria y su hijo Marc, ganadores de una de las dos entradas dobles sorteadas por Espai Menut, no pierden detalle. Él se ha convertido en una torre a la espera de su turno para competir. Y Laura y su hija Mar, las otras ganadoras de las entradas dobles, participan en primera persona del desarrollo del juego. Mar se mueve en diagonal por las casillas blancas: es un alfil. A Marc le encanta el juego final en el que todos bailan siguiendo los movimientos del ajedrez y Mar llora porque el espectáculo se ha acabado.

Si queréis descubrir la oferta cultural de la sala alternativa Zona 3-Artes Visuales, la próxima oportunidad será este sábado, 4 de febrero, a las 18.0 horas. Esta vez toca cuentacuentos. Que no te lo cuenten.