Verano es sinónimo de calor y ganas de comer ligero y fresco. Pero, ¿qué preparar cuando muchos niños huyen de las legumbres y las verduras crudas? Pues fácil: un Gazpacho de sandía y albahaca.Con un sabor menos presente que el gazpacho tradicional gracias al toque dulce de la sandía, igual de refrescante y nutritivo y, sobre todo, tremendamente fácil de preparar. Y eso, en vacaciones, es un punto a favor.
Ingredientes:
300 gramos de sandía sin pepitas (más o menos, 1/4 de una sandía grande).
400 gramos de tomates pera o maduros, pelados y sin semilla (el equivalente a 7 tomates grandes).
40 gramos de cebolla.
40 gramos de pimiento rojo.
1 diente de ajo.
2 cucharadas de aceite.
1 cucharada de vinagre de Módena.
3 hojas medianas de albahaca fresca.
Sal, pimienta.
Ni ingredientes difíciles de encontrar ni receta complicada de elaborar. La única dificultad que presenta esta plato es extraer las semillas del tomate y de la sandia. Por eso, será lo primero que hagamos: pelaremos los tomates, los partiremos en cuartos y, con ayuda de un cuchillo, separaremos el corazón del cuerpo de este fruto y dispondremos en un colador, de tal forma que suelte todo su jugo. Si lo deseamos, podemos cortar el tomate en trozos más pequeños y reservaremos en el mismo recipiente donde después los trituraremos.
Una vez pelados y desemillados los tomates, haremos lo mismo con la sandía: desecharemos su piel y sacaremos, en la medida de lo posible, las pepitas de esta fruta. Cortaremos en trozos medianos y dispondremos en el mismo recipiente que el tomate.
Finalizada esta tarea, añadiremos el ajo pelado, la cebolla y el pimiento y trituraremos con la sandía, el tomate y su jugo. Cuando los ingredientes estén totalmente licuados, agregaremos las hojas de albahaca, verteremos el aceite y el vinagre de módena, salpimentaremos. Volveremos a triturar y reservaremos en el refrigerador hasta el momento de su consumo.

1. Pelar el tomate, partirlo en cuartos y extraer el corazón de este fruto. Si lo deseamos, picar los trozos en tiras más pequeñas y disponerlas en un recipiente para triturar.

2. Colocar el corazón del tomate en un colador, con la finalidad de aprovechar su zumo pero no sus semillas.

3. Con ayuda de una cuchara o de los mismos dedos, presionaremos la pulpa del tomate y obtendremos un jugo que añadiremos al tomate pelado y sin semillas.